Todo lo que necesitas saber para tratar el acné

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La belleza no es ninguna frivolidad. Sí, puede ser divertida y juguetona (un toque de sombra brillante nos hace sonreír al instante), pero cuidar la piel no es vanidad, y esta conexión es muy evidente cuando se trata del acné.

Al fin y al cabo, el acné es una afección cutánea, y complicada. Los brotes no solo pueden ser físicamente dolorosos y provocar cicatrices a largo plazo, sino que el acné también puede tener un coste mental.

Un estudio reciente de 2022 llegó a la conclusión de que las personas comparan el acné y sus cicatrices con un “intruso no deseado” responsable de su baja autoestima y de su lucha por la aceptación de sí mismos, y estos sentimientos pueden persistir mucho después de que los granos hayan desaparecido.

Está demostrada la relación significativa entre el acné y la depresión, por un lado, y el acné y la ansiedad, por otro. Basta con decir que el acné es algo más que un problema cutáneo.

Y, mira, tu piel es un órgano vivo, funcional y hermoso que hace mucho para protegerte, pero está bien sentirse frustrado por algunas imperfecciones que ocupan el terreno.

Solo tienes que saber que el tratamiento del acné es una delicada danza que puede requerir múltiples enfoques, que es exactamente por lo que hemos creado esta completa guía.

A continuación, encontrarás todo lo que necesitas saber para tratar el acné, independientemente del tipo de grano que tengas.

Lo básico sobre el acné

Técnicamente, todo acné tiene su origen en un cierto nivel de inflamación, ya que la piel muerta, la grasa y las bacterias se adhieren y obstruyen los poros. En concreto, un crecimiento excesivo de la bacteria Cutibacterium acnes puede provocar la liberación de citoquinas inflamatorias y mensajeros para crear una inflamación clínica, que da lugar a un brote.

A partir de ahí, puedes acabar teniendo varios tipos de granos. Algunos son rojos y dolorosos (como pápulas, pústulas, quistes y nódulos), mientras que otros dan lugar a protuberancias mucho más sutiles (como puntos negros, puntos blancos y brotes subclínicos).

Tenemos una guía completa sobre los distintos tipos de acné por si quieres saber más, pero aquí tienes lo esencial:

  • Puntos blancos: Los puntos blancos son pequeñas protuberancias carnosas en la piel, causadas por piel muerta, exceso de grasa y residuos en general que obstruyen los poros.
  • Puntos negros: Los puntos negros se forman de la misma forma que los puntos blancos (es decir, cuando el poro se obstruye con suciedad y grasa), pero están expuestos al oxígeno, lo que les confiere un color oscuro.
  • Acné subclínico: No es un término utilizado en dermatología, pero el acné subclínico es básicamente una forma elegante de decir “piel congestionada”. Es sinónimo de puntos blancos.
  • Pápulas: Piensa en la típica protuberancia sólida de color rojo que puedes asociar con el acné: eso es una pápula.
  • Pústulas: Las pápulas suelen convertirse en pústula. Cuando la pápula roja forma una cabeza blanca llena de pus, se trata de una pústula sensible.
  • Quistes: El acné quístico se caracteriza por lesiones inflamadas, a menudo de gran tamaño, que se forman en la profundidad de la piel, pero que, a diferencia de otras formas de acné, nunca llegan a aflorar a la superficie.
  • Nódulos: Los nódulos son más firmes que los quistes y también están más extendidos que los típicos granos. Parecen lesiones duras que se sienten como bultos bajo la piel y, aunque pueden ser de color carne o rojos, suelen ser bastante dolorosos al tacto.

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Los 6 errores que cometemos ahora mismo

Resulta que algunos errores comunes pueden empeorar aún más el acné. Estos son los principales “noes” a la hora de tratar las espinillas:

  • Reventar granos. Por muy tentador que pueda resultar hurgar en un grano, no intentes (repetimos: no intentes) reventarlo, por muy “listo” que parezca. Molestarlo solo puede provocar más inflamación y posibles cicatrices.
  • Omitir la hidratación. Muchas personas con piel propensa al acné suelen evitar las cremas hidratantes para secar, y los aceites por miedo a obstruir más los poros. Aunque puede tener sentido, dejar la piel completamente deshidratada es el caldo de cultivo perfecto para aumentar la producción de grasa, lo que puede provocar aún más acné.
  • Evitar la protección solar. Del mismo modo, muchas personas se quejan de que el protector solar les provoca brotes y un aspecto más graso, por lo que evitan por completo la protección solar. Mala idea. Aunque los brotes sean tu principal preocupación, también necesitas proteger tu cutis del daño solar. Además, existen muchas fórmulas ligeras y no comedogénicas.
  • Ignorar la dieta y el estilo de vida. La piel es un reflejo de la salud interna, y la dieta, los niveles de estrés y el sueño (o la falta de sueño) pueden afectar a la respuesta inflamatoria del cuerpo, y la inflamación es la base del acné.
  • Solo usar tratamientos puntuales. Los tratamientos puntuales son estupendos para los granos repentinos, pero en lugar de tratarlos cada vez que aparecen, los dermatólogos recomiendan métodos preventivos para evitar que aparezcan. Parece más eficaz, ¿no crees?
  • Buscar una solución rápida. Al fin y al cabo, ningún remedio mágico borrará las espinillas de la noche a la mañana. Ten paciencia: limpiar la dermis lleva su tiempo.

Los 6 pasos que debes conocer

He aquí cómo tratar tus brotes desde todos los ángulos:

1. Conoce los desencadenantes

Cuanto mejor conozcas tus brotes, mejor podrás combatirlos antes de que aparezcan. Aunque hay una serie de desencadenantes internos que pueden provocar un brote de acné, como el estrés, la dieta, las hormonas, los cambios estacionales y la falta de sueño, es posible que desees solicitar la ayuda de un profesional para llegar a la raíz del problema.

Además, algunos ingredientes comedogénicos (o que obstruyen los poros) pueden provocar brotes, ya sea en fórmulas de cuidado de la piel o de maquillaje.

Aunque no existe una definición fija de este término, es importante que vigiles los productos que introduces en tu rutina y te asegures de no sufrir ninguna reacción. Incluso si dos personas tienen predisposición al acné, lo que es no comedogénico para una persona puede serlo para otra.

2. Utiliza AHAs y BHAs

Cuando se trata de erradicar el acné, los alfa-hidroxiácidos y los beta-hidroxoácidos son la opción más popular. Estos últimos son especialmente apreciados para los brotes, ya que los BHAs se mezclan con el aceite, lo que significa que pueden penetrar profundamente en los poros y desobstruirlos.

De los BHAs, el ácido salicílico es quizá el más popular. Es capaz de penetrar más profundamente, y ayudar a eliminar las células muertas de los poros, combatir las bacterias y controlar el exceso de sebo.

El ácido salicílico también es antibacteriano, lo que lo hace especialmente eficaz para las personas con tez acneica.

Lo tienes en nuestro Tónico Facial Acné, que limpia rápidamente los poros y minimiza la textura irregular y los comedones. Junto con el hamamelis, el ácido tartárico y el extracto de tamarindo, desinflama, ayuda a controlar la grasa, eliminar la piel muerta, reducir el diámetro de los poros y calmar las rojeces.

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Los AHAs, por su parte, suelen utilizarse para tratar problemas de textura y tono, como cicatrices de acné, piel muerta y líneas de expresión. También son hidrófilos, es decir, amantes del agua, lo que los convierte en exfoliantes e hidratantes al mismo tiempo (y quizá en una opción más suave para los cutis más sensibles).

Para el acné en particular, los ácidos glicólico y azeláico son los ganadores: La investigación ha demostrado que el ácido glicólico es superior en la reducción de la apariencia de las cicatrices del acné, y el ácido azeláico tiene la capacidad de revenir la producción de melanina.

Incluso se ha demostrado que reduce las marcas de acné y el brillo graso.

Las cicatrices de acné no son rivales para nuestro Peeling Facial AHA. Con una gran cantidad de ácido glicólico, este peeling ligero elimina la piel muerta y alisa la superficie prácticamente de la noche a la mañana. Además, ayuda a desprender las células muertas y unifica el tono.

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3. Suprime las bacterias

Como hemos aprendido, las bacterias juegan un papel muy importante en la formación del acné, por lo que sería razonable utilizar productos para limitar su proliferación.

La Propionibacterium acnes es la bacteria que más problemas da, y por eso toda nuestra gama Acné está diseñada para controlar su población. Para ello hemos utilizado las propiedades antimicrobianas del ácido shikímico, que inhibe el crecimiento de Propionibacterium acnes, además de acelerar la renovación celular.

Está presente en nuestro Limpiador Facial Acné que, además de ácido shikímico, incluye anís estrellado para contrarrestar la producción excesiva de sebo, controlar la aparición de bacterias, y reducir la inflamación.

También tiene betaina y maltodextrina para una hidratación extra (de nuevo, la hidratación es fundamental en el tratamiento del acné). Hará que tu piel se sienta fresca y tonificada, nunca en carne viva.

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Debes complementar su uso con la Crema Facial Acné, también repleta de ácido shikímico, extracto de Barbas de capuchino, y piroctone olamine, que combaten la excesiva producción de sebo, limitan el crecimiento de la bacteria Propionibacterium acnes y evitan la obstrucción de los poros.

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4. Da prioridad a la hidratación

La piel propensa al acné también puede resecarse; de hecho, la falta de hidratación puede incluso provocar la aparición de brotes.

Cuando la piel está deshidratada, tiende a inflamarse. Esa inflamación puede liberar ACTH (hormona liberadora de corticotropina), una hormona que puede indicar a las glándulas sebáceas que produzcan más grasa. La ACTH también puede provocar lo que se conoce como hiperqueratosis, en la que las células muertas de la piel se cohesionan y no se eliminan con normalidad.

Cuando las células muertas y la grasa quedan atrapadas en los poros, los brotes no tardan en aparecer.

Dicho esto, centrarse en la hidratación es tan importante como los tratamientos puntuales y las fórmulas exfoliantes, y tus tratamientos para el acné siempre deben ir acompañados de cremas hidratantes.

Nuestra Crema Hidratante Día con Aloe Vera y nuestra Crema Hidratante Noche con Colágeno son la opción perfecta para mantener la dermis bien hidratada y prevenir la deshidratación sin aportar más grasa ni brillo. Ambas están pensadas para los cutis con tendencia a la grasa, así que no van a generarte más brotes.

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5. Prueba el retinol

El retinol es ideal para la tez propensa al acné, y es muy apreciado por los dermatólogos para estimular la renovación celular, promover la producción de colágeno y tratar el acné.

En concreto, este retinoide interactúa con los receptores de las células cutáneas y reduce la inflamación a la vez que acelera el crecimiento celular. Esto reduce la formación de comedones, o poros de la piel obstruidos con sebo, bacterias y células muertas.

Además, el retinol exfolia el interior de los poros, donde el lento desprendimiento de células muertas conduce a la aparición de poros dilatados y brotes.

Ahora bien, el retinol se presenta en muchas formas: Puedes encontrar opciones tanto de venta libre como con receta, con distintas concentraciones, o puedes optar por una alternativa al retinol si tu piel es especialmente sensible.

Nuestra recomendación es la Crema Antiarrugas Noche con Retinol y Ácido Glicólico, que combina tanto el derivado de vitamina A como el AHA recomendado. Es un tratamiento potente que ayuda a producir nuevas células cutáneas más rápidamente, combatiendo no solo las espinillas, sino también las marcas derivadas del acné.

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Y para usarlo correctamente, no te pierdas nuestra guía para principiantes.

6. Consulta a un dermatólogo

Algunos tipos de acné (como los quistes o los nódulos) no responden a los tratamientos de venta libre y requieren una visita al dermatólogo. No solo podrán realizar extracciones y exfoliaciones en la consulta y recetarte la medicación que necesites, sino que también podrán identificar tu piel y llegar a la raíz del problema.

Si tienes dudas o preocupaciones sobre tus brotes, no dudes en llamar a tu médico.

Bonus: Sé amable con tu piel

La forma en que piensas y hablas de tu tez puede influir en su aspecto a lo largo del tiempo. Si reprendes a tu dermis por sus “imperfecciones”, es probable que la trates con más dureza y, en última instancia, le hagas más daño que bien.

Si ves tu piel como el órgano dinámico y funcional que es, puede que veas un brote en ciernes como una señal de que deberías revisar más a fondo tus hábitos diarios y tu estilo de vida, lo que a menudo produce resultados más eficaces.

Una vez que la gente entiende realmente lo que le pasa a su piel, consiguen el lenguaje adecuado para hablar de ello, entonces las elecciones se hacen de otra manera.

Esto no quiere decir que debas amar tu cutis todos los días. Puedes sentirte frustrado por tus brotes, pero intenta agradecer lo que puedas. Por ejemplo, “Agradezco que mi piel me proteja de los contaminantes” o “Agradezco que el manto ácido de mi piel bloquee la humedad”.

3 consejos extra para ir a por todas

¿Quieres ir más allá? Aplaudimos tu determinación. Aquí tienes algunos consejos extra para potenciar el tratamiento del acné:

  • Lleva un diario de cuidado facial: Para llevar un registro de tus desencadenantes, toma nota cada vez que experimentes un brote y anota el aspecto de tu piel con el paso de los días. Dependiendo de la frecuencia con la que aparezcan, puede que descubras algunos patrones.
  • Hazte un tratamiento facial contra el acné: También llamado “facial descongestionante” o de “limpieza profunda”, este tratamiento purifica la dermis en profundidad y suele incluir rondas de extracciones, exfoliaciones y fototerapia LED.
  • Enfría tus herramientas: Para desinflamar un grano hinchado e inflamado, presiona la zona con un rodillo facial frío o directamente con un cubito de hielo envuelto en un pañuelo. La temperatura fría contraerá la circulación, limitando el flujo a la zona y retrayendo la inflamación. Además, resulta muy agradable en un grano enfadado.

El acné es una enfermedad complicada. Las diferentes causas y tratamientos van mucho más allá de lo que hemos tratado en este desglose, pero no dudes en utilizar esta guía como punto de partida.

Lo más importante que debes recordar es que tu piel está de tu parte; por frustrante que pueda resultar lidiar con brotes constantes, intenta mirar las imperfecciones con curiosidad en lugar de con hostilidad. Al fin y al cabo, tu piel podría estar intentando desesperadamente enviarte algunas señales de advertencia.

Si tienes alguna duda acerca de nuestros productos o protocolos de belleza, estaremos encantadas de ayudarte a través de nuestro contacto: [email protected].

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