Por fin hemos superado la moda de los ácidos exfoliantes que nos cautivó en los últimos años. A medida que palabras como la barrera cutánea y el manto ácido se vuelven más familiares, la gente entiende que no se puede exfoliar todos los días sin dejar la piel literalmente en carne viva. Necesita tiempo para descansar y recuperarse.
Pero los exfoliantes son muy divertidos, ¿verdad? Vienen en muchas formas sensorialmente atractivas y proporcionan resultados gratificantes al instante. Además, exfoliar es algo intrínsecamente activo: da la sensación de estar haciendo algo de verdad en la piel, lo que hace aún más tentador experimentar con distintas fórmulas para mejorar el cutis.
Y aunque algunos pueden considerar que la exfoliación es un paso adicional y no esencial en la rutina de cuidado de la piel, para la mayoría de las personas es realmente necesaria para conseguir una tez sana, tersa y de aspecto joven, siempre y cuando se haga de forma correcta.
Esto plantea una pregunta: ¿Cómo aprovechar los beneficios de la exfoliación sin excederse? ¿Y cuál es el mejor tipo de exfoliación para tu tipo de cutis? Has venido al lugar adecuado: aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre cómo pulir y abrillantar la piel.
Qué es la exfoliación de la piel
Empecemos con una definición básica: La exfoliación es el proceso de eliminar las células muertas de la capa externa de la piel (epidermis).
Nuestra piel se exfolia de forma natural todos los días; de hecho, desprende entre 30 000 y 40 000 células muertas cada minuto. Sin embargo, factores como el ambiente, el estilo de vida, los productos de cuidado de la piel, la edad y la deshidratación pueden entorpecer este proceso y hacer que vaya más lento, o incluso detenerlo por completo.
Esto da como resultado una tez apagada, escamosa y congestionada.
Ahí es donde entra en juego la exfoliación rutinaria: Puedes tomar cartas en el asunto para acelerar la renovación celular, ya sea desprendiendo manualmente esas células con un exfoliante físico o una herramienta, o utilizando ciertos ingredientes para el cuidado de la piel para disolverlas suavemente.
Sea cual sea el método que elijas, la exfoliación regular puede revelar un cutis vibrante, joven y claro.
Beneficios destacados
Aquí tienes todos los beneficios y ventajas de ésta técnica:
- Limpia los poros: Cuando las células muertas empiezan a acumularse, pueden crear un sello sobre los poros y atrapar la suciedad y las bacterias debajo de ellos, provocando comedones. Al retirar la piel seca y otros residuos, puedes mantener los poros libres de suciedad y tendrás menos probabilidades de sufrir brotes.
- Suaviza las líneas de expresión: La exfoliación no elimina necesariamente los signos del envejecimiento, pero sí elimina las células muertas y secas del rostro y deja al descubierto la tez fresca que hay debajo. Esas células nuevas ayudan a reflejar mejor la luz, y la piel resplandeciente tiene un aspecto más joven.
- Atenúa las manchas oscuras: Cuando aparecen manchas oscuras, la pigmentación reside en las capas superiores de la piel. Cuando se elimina esa capa y se estimula la renovación celular, se ayuda a atenuar la decoloración superficial. Las manchas no desaparecerán después de una sola pasada, pero puedes notar que se aclaran con el tiempo.
- Estimula la producción de colágeno: Se ha demostrado que algunos activos exfoliantes aumentan la producción de colágeno cuando se utilizan por vía tópica. Estos ingredientes pueden desencadenar una respuesta curativa reparadora en la piel, que a su vez estimula la producción de colágeno.
- Mejora la absorción de los cosméticos: Una vez más, el exceso de células muertas cierra los poros, lo que puede impedir que los serums y las cremas penetren en la dermis. La exfoliación prepara los poros para recibir los tratamientos del cuidado de la piel, de modo que puedan producir mejores resultados.
7 errores que cometes al exfoliar
Sí, la exfoliación proporciona un resplandor gratificante al instante, siempre que se haga correctamente. Asegúrate de no cometer estos errores comunes:
Sobre-exfoliar
La piel muerta no es el enemigo. De hecho, la epidermis utiliza las células muertas como capa de barrera y amortiguación. Si eliminas demasiada cantidad de esa capa externa (por ejemplo, cuando te pones un limpiador exfoliante, un tónico y un sérum), inhibirás la función de barrera de la piel.
Y esto quiere decir que se producirán irritaciones, rojeces, inflamaciones e incluso más brotes.
Tienes más información sobre cómo exfoliar en este artículo.
No hidratar después
La exfoliación sin hidratación es el caldo de cultivo para una barrera cutánea debilitada. Después de desprenderte de las células muertas, deberás seguir con una crema hidratante de calidad.
Y también es recomendable utilizar un protector solar SPF 30 o superior a la mañana siguiente (y realmente todas las mañanas)
Olvidarse de los objetos cotidianos
Los objetos cotidianos también pueden exfoliar la epidermis, a veces sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, utilizar una esponja vegetal para limpiar o una toalla de rizo después del aclarado, sobre todo si ejerces una presión firme o utilizas tejidos más gruesos. (Por eso los expertos recomiendan siempre secarse con palmaditas).
Utilizar exfoliantes o cepillos abrasivos
Muchos expertos desaconsejan el uso de cepillos de limpieza facial para eliminar la suciedad, ya que pueden decapar la piel y provocar sequedad. Si no tienes más remedio que usar un exfoliante manual, opta por herramientas de silicona más suaves.
Además, asegúrate de que tus exfoliantes faciales contengan gránulos pequeños y suaves, como polvo de bambú o huesos de frutas finamente molidos. Los ingredientes irregulares, como las cáscaras, el azúcar y la sal, no son recomendables.
Un producto magnifico a tener en cuenta es nuestro Exfoliante Físico Facial para todo tipo de pieles, que contiene aceites de alta calidad, manteca de karité, y un finísimo polvo de hueso de aceituna para conseguir un cutis luminoso y liso de la forma más suave posible.
Utilizar un exfoliante corporal en la cara y viceversa
Los exfoliantes corporales no deben usarse en la cara. La razón es que generalmente su consistencia es más espesa y grasa, tienen gránulos más grandes y, en el caso de los exfoliantes químicos, tienen mayores concentraciones de ácidos, por lo que podrían resultar demasiado agresivos, pesados e irritantes para la delicada tez del rostro.
De igual forma, utilizar un exfoliante facial en el cuerpo puede parecerte débil e insuficiente para tus objetivos.
No exfoliar el cuero cabelludo
Tu cuero cabelludo es piel también, y puede generarse acumulación de la misma manera que en tu cara. Si acumulas demasiada grasa, productos y suciedad en la parte superior, el cuero cabelludo puede inflamarse y provocar descamación, picores, sensibilidad e incluso caída prematura del cabello.
Aplicar retinoides y exfoliantes en capas
La(s) noche(s) que te exfolies, guarda el retinoide. No olvidemos que los retinoides también promueven la renovación celular, la exfoliación y la producción de colágeno, por lo que no es conveniente utilizar un producto AHA o BHA y aplicar un retinoide justo después.
No solo puede provocar irritación, sino que además los ingredientes pueden anularse entre sí.
Los 5 pasos para realizar una exfoliación correcta
Antes de exfoliar, comprueba estos cinco puntos para conseguir los máximos beneficios.
1. Decide qué tipo de exfoliación prefieres
La exfoliación casera se divide en dos tipos: física y química.
La exfoliación física consiste en frotar y eliminar manualmente las células muertas de la piel (exfoliantes de gránulos, cepillos, esponjas, etc.). Muchas personas prefieren este método, ya que se puede controlar la presión y, por tanto, la fuerza del exfoliante.
Este tipo también puede ofrecer resultados más inmediatos: ofrece una gratificación instantánea, ya que las células muertas y la suciedad se eliminan durante el tratamiento. La exfoliación química requiere un poco de paciencia, por no hablar de que la propia exfoliación manual puede estimular la circulación sanguínea, lo que aporta aún más luminosidad.
Los exfoliantes químicos, por su parte, utilizan ácidos exfoliantes naturales como los hidroxiácidos (AHA, BHA o PHA) o enzimas para disolver las células muertas de la piel.
Las personas con tez sensible o seca pueden encontrar especialmente útiles los exfoliantes químicos, ya que algunos ácidos ligeros de baja concentración pueden estimular suavemente la renovación celular, a diferencia de la exfoliación con perlas o gránulos potencialmente irritantes.
Elige el tipo de exfoliante que prefieras, pero limítate a un solo método. No te conviene utilizar exfoliantes físicos y químicos al mismo tiempo, ya que la combinación es demasiado agresiva para la barrera cutánea.
2. Conoce los AHAs y BHAs
Si decides utilizar productos químicos, es importante que conozcas los ácidos que tu piel puede y no puede soportar. Los distintos tipos de ácidos son más adecuados para determinados tipos de cutis:
Por ejemplo, los alfahidroxiácidos (AHA) son hidrófilos, es decir, amantes del agua; se utilizan para eliminar las células muertas de la piel, dar luminosidad, unificar el tono e invertir los signos del envejecimiento. Pueden ser exfoliantes e hidratantes al mismo tiempo, por lo que son muy beneficiosos para muchos tipos de cutis.
Los betahidroxiácidos (BHA), en cambio, son lipofílicos, es decir, amantes del aceite y la grasa. Son muy buenos para atravesar la grasa y la piel sebácea. Dicho esto, quienes tengan los poros obstruidos y la tez propensa al acné quizá quieran optar por un BHA liposoluble.
A partir de ahí, hay que fijarse en el peso molecular del ácido, que determinará lo rápido que penetra en la piel (y, por tanto, lo suave o irritante que puede ser). A continuación, descubre algunos de los protagonistas:
- Ácido glicólico: Este AHA es muy apreciado para tratar la decoloración, las cicatrices y las líneas de expresión. Solo hay que saber que tiene el peso molecular más pequeño de todos los alfa-hidroxiácidos, lo que significa que penetra en la capa externa con bastante rapidez, lo que puede provocar irritación en algunas personas.
- Ácido láctico: Este AHA es bien tolerado dado su mayor tamaño molecular, lo que significa que no puede penetrar tan profundamente como otros. Todo el trabajo del ácido ocurre en la superficie de la piel, lo que disminuye la irritación.
- Ácido mandélico: En comparación con otros AHAs, el ácido mandélico tiene una capacidad única para penetrar profundamente en los poros grasos. Incluso se ha demostrado que reduce el exceso de producción de sebo y el brillo graso. Además, es el de mayor tamaño molecular (¡incluso mayor que el ácido láctico!), lo que puede hacerlo más tolerable para tipos de cutis fácilmente irritables.
- Ácido salicílico: El ácido salicílico es uno de los BHAs más populares, muy apreciado sobre todo por las pieles con acné o tendencia grasa. El exfoliante químico puede disolver suavemente las células muertas rompiendo los enlaces que las mantienen unidas, penetrando profundamente en tus poros y desobstruyéndolos en su origen.
Formulado con ácido glicólico, azelaico, láctico y tartárico, nuestro Peeling Facial AHA acaba con los poros obstruidos, equilibra la producción de grasa, reduce las imperfecciones e ilumina la tez apagada. Y para mantener la hidratación, encontrarás glicerina y extracto de semilla de tamarindo para hidratar, suavizar y alisar al mismo tiempo.
Y si tu dermis es sensible y no tolera bien los AHAs, hemos creado una versión más suave con poli-hidroxiácidos de nueva generación que respetan y miman la dermis al máximo sin dejar de ser eficaces.
3. Encuentra tu punto óptimo de exfoliación
Sí, es posible sobre-exfoliar la tez. Si utilizas un exfoliante demasiado agresivo y/o con demasiada frecuencia, acabarás con el rostro irritado, rojo y despojado de su hidratación y de sus aceites naturales.
La dermis de cada persona es diferente, así que es difícil dar una recomendación tajante, pero como regla general: Menos es más.
Lo mejor es que empieces suavemente y despacio, y vayas aumentando la frecuencia y la potencia según cómo responda tu cutis.
No es una regla, pero las personas con tez mixta o grasa pueden exfoliarse dos o incluso tres veces por semana con un exfoliante manual o químico, mientras que los cutis secos y sensibles solo necesitan una vez a la semana o cada 10 días.
4. Hidrata después
Después de exfoliar cualquier zona de la cara o el cuerpo, hay que aplicar una crema hidratante para reparar la barrera cutánea y mantenerla hidratada.
Es fundamental calmar la piel después de aplicar un ácido o frotarla con cualquier tipo de abrasivo; además, mantener la dermis bien hidratada ayuda a evitar que las células muertas se acumulen.
Prueba nuestra gama de hidratantes faciales para diferentes tipos de cutis con los mejores ingredientes, y muy pocos conservantes.
5. Tómate días (¡o semanas!) de recuperación
Repetimos: ¡las células muertas no son malas por naturaleza! De hecho, las células muertas son necesarias para que la dermis funcione correctamente, ya que ayuda a retener la humedad y evita que la preciada agua se filtre. Por lo tanto, no hay que desprenderse de ellas todas las noches, sino dedicar tiempo a mimar la barrera cutánea.
Al igual que cuando haces ejercicio intenso necesitas uno o varios días para que tus tejidos y músculos se recuperen, la barrera cutánea también necesita un descanso.
No hay problema en usar un retinoide con un AHA como el ácido glicólico, pero debes espaciar su uso un par de días y usar ingredientes nutritivos e hidratantes que repongan la barrera cutánea, como aceite de jojoba, aceite de girasol, glicerina, ácido hialurónico y aloe vera.
3 consejos extra para ir a por todas
¿Quieres ir más allá? Aplaudimos tu determinación. Aquí tienes algunos consejos extra para maximizar los resultados.
Prueba el ciclado de la piel
La dermatóloga Whitney Bowe es la creadora de este régimen. El ciclo de la piel hace dos cosas principales: En primer lugar, previene la irritación. En segundo lugar, realmente te ayuda a sacar el máximo provecho de cada uno de tus potentes productos activos.
Básicamente, se trata de un ciclo de cuatro días para repartir los activos: La noche nº 1 es para la exfoliación, la noche nº 2 es para el retinol y las noches nº 3 y 4 están dedicadas a la recuperación de la dermis.
Hay una buena razón para empezar la rutina con la exfoliación: No sólo proporciona un resplandor inmediato, sino que ayuda a preparar la piel para sacar el máximo partido de la noche nº 2. De nuevo, sin una capa de exceso de células muertas que bloqueen los poros, esos activos posteriores pueden tener más facilidad para penetrar en la dermis.
Utiliza las enzimas después de la ducha
Las enzimas son pequeñas moléculas que se encuentran en las frutas (calabazas, granada y papaya) y que descomponen la queratina, la proteína de las células muertas de la piel.
Son ligeramente diferentes de los AHAs o los BHAs: Eliminan las células muertas de la superficie, pero no favorecen exactamente la renovación celular de las células vivas de debajo. Es decir, las enzimas eliminan la tez muerta y la alisan, en lugar de forzar la renovación celular.
Prueba su eficacia con el Peeling Enzimático para todo tipo de pieles. Contiene no solo un tipo de enzima, sino tres, además de ácido hialurónico y extractos de plantas para limpiar los poros en profundidad, mejorar el aspecto de las cicatrices, iluminar visiblemente el tono y difuminar la hiperpigmentación.
Además, las enzimas funcionan mejor cuando la temperatura de la piel aumenta, ya que una temperatura más alta hace que la reacción química que provoca la exfoliación sea más rápida y potente.
Por eso los expertos recomiendan usar los peelings enzimáticos después de la ducha, ya que el aumento de temperatura puede potenciar su eficacia. Incluso una ducha tibia sirve.
No olvides exfoliar los labios
La piel de nuestros labios es un tipo especial de dermis con propiedades completamente diferentes a las del rostro y el cuerpo.
La capa externa es extremadamente fina en los labios. También carecen de melanina y tienen un aspecto rosado debido a la tonalidad de los vasos que subyacen a la delgadísima barrera cutánea. Y no contienen folículos pilosos ni glándulas sebáceas como el resto.
Con una barrera protectora menos eficaz que la de la cara, los labios se deshidratan rápidamente, lo que hace que la piel labial sea exquisitamente sensible al medio ambiente, a los productos tópicos, a los cambios de humedad y a la exposición a los rayos UV.
Si tienes los labios secos y agrietados, la exfoliación labial puede ser una forma útil de suavizar y eliminar esa piel seca y escamosa.
Pero si no se hace correctamente, este tratamiento puede ser más perjudicial que beneficioso. ¿Cómo proceder? Antes de empezar a exfoliar, asegúrate de que los labios están libres de cualquier resto de maquillaje, como pintalabios o brillo de labios.
Aplica una cantidad suficiente de exfoliante labial para cubrir los labios. Con un toque muy suave, utiliza el dedo para masajear el exfoliante con movimientos circulares alrededor de los labios. Es importante ser muy suave para no irritar ni romper esta delicada zona. Una vez que hayas masajeado los labios, límpialos para que vuelvan a estar limpios.
Por último, aplica inmediatamente un bálsamo labial para hidratar la piel recién exfoliada.
En resumen
Hay muchos matices a tener en cuenta cuando se trata de exfoliación: el tipo de tez, el estilo de vida y las fórmulas preferidas influyen en la rutina perfecta. Al fin y al cabo, lo más importante es escuchar a tu propia piel; es tu mejor aliada y probablemente te dirá cuándo te has pasado. Pero una vez que hayas resuelto los problemas y tengas tu rutina de exfoliación a punto, estarás en el buen camino para conseguir un cutis más sano y luminoso.
Si tienes alguna duda acerca de nuestros productos o protocolos de belleza, estaremos encantadas de ayudarte a través de nuestro contacto: [email protected].